lunes, 7 de enero de 2013

Regalar con amor y sin fecha


La manera de dar vale más que lo que se da.
Pierre Corneille


¡¡Por fin terminó la Navidad!! Entendedme, no es que sea la típica intelectualoide petarda con complejo de Mr. Scrooge en "Cuento de Navidad", pero si no fuera por el entusiasmo contagioso (por no decir "pegajoso") de los pequeñuelos, estas fechas no tendrían ningún sentido para mí.

Observo gente enloquecida cargada de bolsas y estresadísima preparando cenas, comidas y desayunos. Quejándose constantemente de lo caro que es todo pero con la compulsión enfermiza de la compra constante. Parece que hay que comer mucho, beber mucho, comprar mucho...¿y compartir?
 
Parece que en el fondo se ha olvidado la esencia de estas fiestas, pasar tiempo en familia, compartir experiencias e ilusión. Cuando profundizo en conversaciones con personas de confianza, todos llegamos a la misma conclusión, parece que se come sin ganas, se comparte sin alegría y se regala sin cariño. Puro compromiso, pura tradición.
 
Por no hablar de la confianza casi patológica en el azar (que no la suerte)...esas colas que muchísimas personas han esperado durante horas para conseguir un número de lotería en una Administración determinada, y cuando no toca, pues nada: "probaremos suerte en la del Niño". Y así hasta el infinito. 
En fin, este tema es tan controvertido como interesante y lo dejaré para el siguiente post con el fin de no salirme mucho del asunto que hoy nos ocupa: el acto de regalar.


Al igual que en cumpleaños o fechas determinadas por los comercios, en Navidad parece que hay que regalar por decreto. Normalmente, acabamos corriendo, en el último momento esperando estar inspirados para acertar. Lo que suele ocurrir es que ese día no encontramos lo que estamos buscando.
En cambio, hay otras ocasiones en que vemos algo que alguien cercano a nosotros necesita pero no es la "fecha requerida"...¿por qué no sorprender a las personas que nos importan con un regalo a destiempo? Parece absurdo que el cariño tenga que demostrarse en días prefijados. de hecho puede ser la excusa perfecta para alegrarle el día a quienes queremos. El gesto de regalar de este modo tiene valor por su espontaneidad, por la sinceridad con que se hace, porque demuestra que tenemos presente a esa persona. Y todos sabemos que no hacen falta los regalos caros ni grandes. Basta con interesarse por conocer al otro, observar e intuir.

Ya sabemos que recibimos lo que damos, es una Ley universal y todo el que entrega con Verdad sabe que el acto de generosidad es más satisfactorio para el que lo ofrecen que para el que lo recibe. Pensar en los demás nos engrandece, ayuda a estrechar lazos con nuestra gente y nos hace menos egoistas y más nobles.





Contadnos vuestras experiencias, ¿no habéis disfrutado más buscando y entregando un regalo que recibiéndolo? ¿Cual es el regalo que más os ha llegado al corazón?
Gracias por esperarnos y seguirnos, es muy alentador saber que hay personas a las que les gusta leer este humilde blog.

Os dejo dos vídeos ilustrativos del tema de hoy:
- la canción de Drexler "Todo se transforma", escuchad bien su letra: Todo se transforma
- el monólogo de Miki Nadal sobre lo polémico de algunos regalos... Los regalos
 
 

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